miércoles, 26 de marzo de 2014

Ante un papel en blanco

Hoy pretendo acercaros un poco a una pseudociencia (o así viene definida) llamada Grafología. Hace tiempo realicé un curso sobre ella y la verdad que me sorprendió muy gratamente. 

Esta disciplina pretende describir la personalidad de un individuo y determinar algunas características generales de su carácter, la naturaleza de sus emociones y aptitudes profesionales mediante el examen de su escritura manuscrita. Si nos remontamos a hablar de la edad infantil, los niños/as no saben muchas veces expresar lo que sienten... Mediante el análisis de sus dibujos y escritos se puede conocer cuál es el problema (si lo hay) y cómo se sienten en relación a los agentes educadores: familia, escuela, sociedad. 

Un papel en blanco, un lápiz y detrás sólo nuestra mente. Justo en ese momento, alguien comienza a trazar letras, palabras y símbolos. La mano se convierte en el vector de la personalidad. De una manera análoga, cuando se escribe, se deja traslucir mediante mecanismos inconscientes un verdadero retrato de cómo es uno, de lo que se esconde detrás de la propia personalidad, hasta el punto de reflejar características que ni los propios autores de esa escritura conocen de sí mismos. (Gaona, 2007)


Cuando nos sentamos ante un papel en blanco existen múltiples factores que nos influyen en nuestra forma de dejar huella en él. La habilidad manual, el gusto estético, las influencias ambientales (temperatura), los útiles, la superficie, nuestro estado anímico, el sexo, la edad... Debido a todos estos factores, no todos nuestros escritos sirven para analizar grafológicamente. 

Me alejo un poco de tanta teoría y comento algunas observaciones que me han llamado la atención y con las que pretendo que os deje picando esa curiosidad para conocer un poco más vuestra escritura y acercaros a esta disciplina. Todas estas conclusiones se han realizado después de toda una vida de estudio y análisis grafológico, no son leyes universales!!! Los resultados son tan variados como las situaciones personales de cada individuo. 

- Una escritura muy pequeña indica excelentes dotes de observación y una fuerte introversión.
-  Una escritura muy grande indica facilidad para relacionarse con otros y fuerte extraversión. 
-  Una escritura angulosa indica predominio de la lógica frente a la intuición y de la razón frente al sentimiento.
- Una escritura redondeada indica pasividad, adaptabilidad y no gran capacidad de entusiasmo.


- Una presión muy fuerte sobre el papel indica tenacidad y capacidad de iniciativa.
- Una escritura con espirales indica coquetería, deseos de hacerse notar. 

- En la letra t (minúscula) si la barra horizontal está adelantada al palo, sin tocarlo indica que el sujeto está impaciente. 

Mientras que el texto significa el <<yo social>> y muestra cómo se mueve el sujeto en su ambiente, nuestra firma es el reflejo más fiel del <<yo íntimo>> Con respecto a esta última anotación os dejo un enlace para que comprobéis hasta qué grado nuestra firma habla por nosotros. NUESTRA FIRMA Además podéis ampliar información a través de esta Página Web donde permite realizar vuestro propio análisis grafológico de firma. 

Yo después de conocer todo lo que esta disciplina esconde realicé mi propio análisis. Debe ser una carta manuscrita y espontánea, que contenga al menos 20 líneas. Debe estar fechada y firmada. El papel ideal es el folio blanco Din A4, importante que no esté pautado ni tenga márgenes. Podéis usar el utensilio que queráis para escribir pero lo más recomendable es lápiz o bolígrafo.

SUERTE!!! 


jueves, 13 de marzo de 2014

El patio de mi escuela

Cuántas veces nos hubiese gustado decir algo así como:

El patio de mi cole es particular, no es igual cuando llueve y se moja que cuando es verano y hace mucho sol... 

En esta entrada me gustaría hacer referencia como docente al hecho de que se debería adecuar, en la medida de lo posible y haciendo referencia a la programación del aula, este recurso a las distintas situaciones climáticas del año y a sus estaciones. 


Me he puesto a reflexionar y me vienen a la cabeza dos preguntas que pueden ser clave: ¿Cúales son los límites que debemos considerar para organizar este espacio y darle un aspecto educativo? ¿Está considerado el patio del recreo como un espacio a organizar de forma activa o más bien como un espacio para pasar el tiempo? 


Personalmente tengo la sensación de que el espacio diseñado para el juego es cada vez más reducido, tanto el espacio físico como los momentos para actividades libres. 

Pretendo hablar del patio como recurso educativo, totalmente aprovechable y cargado de potencial, como instrumento para la socialización. Si a muchos/as docentes se les propusiera que describieran su patio de escuela ideal, seguramente se hablaría de espacios exteriores que permitieran situaciones en las cuales los niños/as pudieran estar cerca o lejos de los adultos, jugar en grandes o pequeños grupos, o incluso de forma individual, con elementos naturales o artificiales... y en muchas ocasiones esto dista mucho de la realidad de un patio escolar. 


El cumplimiento de las normas (no jugar en el barro, no arrancar hojas ni cogerlas del suelo, alejarse de insectos u otros animales, NO MANCHARSE LA ROPA O LAS MANOS, etc) hace de este recurso un mero rato de actividad relativamente libre y desordenada, nada aprovechada, donde las/os maestras/os de guardia son policías que reinan por el orden y la calma. 

En algún momento hay que dar paso a esos elementos y experiencias que aportarán vivencias tan gratificantes, como puede ser la observación de insectos u otros animales, la observación de fenómenos naturales (lluvia, nieve, viento...), el juego con barro, agua o arena y un sinfín más de experiencias que son imposibles o muy complejas en el aula. Y no solamente en la hora establecida para el recreo, sino como un recurso más para acercar a los niños y niñas a las características de la naturaleza mediante una observación directa y experimental.

En definitiva, conviene que no dejemos al patio como espacio olvidado, que dentro de nuestras posibilidades como docentes configuremos y demos forma al ambiente, según manejemos la organización del espacio y del tiempo.