Normalmente
utilizamos el café para despertarnos pero, si aún queremos seguir soñando e
imaginando, también podemos utilizar café para… ¡pintar! Además de éste,
también otras bebidas líquidas como el vino o el té se utilizan a veces como
colorantes para tintar telas.
Pintar con
café es una alternativa casera a otras técnicas artísticas tradicionales con
base al agua como la tinta, la acuarela, la témpera…
Es algo muy cómodo a la
par que interesante para trabajar con niños/as, pues aunque el café no es un
material de uso habitual del aula se puede conseguir fácilmente. Para los más
pequeños será algo nuevo casi seguro y además de la propia pintura, podrán
experimentar haciendo ellos mismos la mezcla, midiendo, comparando los tonos,
oliendo el café…
Para todos
aquellos a los que os guste el café, trabajar con éste para pintar os permitirá
disfrutar también de su aroma que invadirá el ambiente enseguida. Esta técnica
otorga un aspecto envejecido a los dibujos o imágenes, y en las zonas más
oscuras la textura brillante de la superficie frecuentemente recuerda al cuero.
Lo que permite obtener las diferentes tonalidades en la mezcla es la cantidad
de café que le echemos (a mayor cantidad de café en agua, más oscuro será el
tono), de esta manera podremos jugar con un abanico tan amplio de tonalidades
con el que se pueden hacer verdaderas obras de arte.
Es muy
importante que el papel sea lo suficientemente grueso, como el que se vende en
blocs para pintar con acuarela, porque de lo contrario, con la gran carga de
agua que lleva se mojaría enseguida y al secar nos quedaría arrugado o roto. Hoy
vengo por aquí para acercaros esta aún nueva técnica y enseñaros algunos
ejemplos que me he encontrado por internet y que me han parecido muy bonitos.